Skip to main content
  • ITESM Revista Juventud'es
  • UIC Revista Juventud'es
  • Anahuac Revista Juventudes
Inmunonutrición Revista Juventud'es

Inmunonutrición, clave para evitar y hacer frente al COVID-19: experta

  • El sistema inmunológico protege al organismo contra patógenos de manera innata y adaptativa
  • La inmunonutrición mantiene el correcto desarrollo y funcionamiento de las células de nuestro sistema inmune
  • Entre los principales nutrimentos que se han estudiado que juegan un papel importante en el mantenimiento de nuestro sistema de defensa se encuentran las vitaminas A, C y E, ya que fungen como poderosos antioxidantes y mejoran la función pulmonar e inmunológica.

Inmunonutrición Por: MNA. Mary Carmen Díaz Gutiérrez, Nutrióloga Adscrita a la Clínica de Nutrición del Departamento de Salud de la IBERO

La pandemia por la que estamos atravesando es una crisis sin precedentes para la cual no estábamos preparados. Por eso, hoy más que nunca, es importante continuar cuidándonos y evitar esta enfermedad que no discrimina raza, edad o sexo.

Si bien es de vital importancia atender todas las medidas dadas por las autoridades para prevenir el riesgo de contagio por SARS-CoV-2, es importante estar informados respecto al papel que juega nuestro sistema inmunológico, tanto para defender a nuestro cuerpo del COVID 19 como para alcanzar un buen pronóstico en caso de que llegáramos a contraer la enfermedad.

El sistema inmune protege al organismo contra patógenos a través de dos formas: la manera innata y de manera adaptativa. La forma innata es a través de las barreras físicas que existen en nuestras células o mucosas, mientras que la forma adaptativa es mediante la participación de las propias células de defensa de nuestro organismo, tales como los leucocitos, neutrófilos, monocitos y macrófagos.

Pixabay

El pronóstico de salud que podemos tener en caso de contraer la enfermedad por SARS-CoV-2 dependerá de la capacidad de nuestro sistema inmunológico para activar la respuesta innata en la primera fase de la infección y modular la respuesta adaptativa en la segunda fase de infección, ya que la enfermedad se caracteriza por activar de una manera anormalmente exacerbada la respuesta de las células inmunes y generar una hipersecreción o tormenta de citocinas proinflamatorias. Esta respuesta incontrolada es la que genera un ataque masivo a tejidos sanos y da paso a filtraciones a través de los vasos sanguíneos, provocando que los pulmones empiecen a llenarse de líquido y empiecen a fallar otros órganos de nuestro cuerpo.

Es necesario profundizar en este punto, ya que este tipo de citocinas inflamatorias, se encuentran en concentraciones elevadas en personas que padecen obesidad y las comorbilidades subyacentes a ella, tales como diabetes e hipertensión arterial.

Si consideramos las estadísticas en nuestro país en donde 1 de cada 3 niños y 7 de cada 10 adultos se encuentran con obesidad, no resulta extraño pensar por qué la enfermedad por coronavirus pasó de ser una ‘enfermedad de adultos mayores’ a una enfermedad que puede afectar a la población entera. Y es por ello que las personas con obesidad al encontrarse metabólicamente en un estado proinflamatorio crónico, resultan ser más gravemente afectadas por la cascada de citocinas inflamatorias que causa esta enfermedad, aunado a una capacidad pulmonar comprometida a razón del exceso de peso. Es por ello que el pronóstico de las personas con obesidad, diabetes y/o hipertensión resulta ser tan desafortunado.

Dicho esto y considerando las recientes investigaciones encausadas en la búsqueda de mantener nuestro sistema inmune en un estado óptimo, la evidencia sugiere que la alimentación puede ser una pieza clave para la prevención y mantenimiento de nuestro sistema de defensa.

Inmunonutrición como estrategia

Mucho se ha sugerido respecto a la necesidad de consumir suplementos para mantener nuestro sistema inmunológico en buen estado, pero si consideramos que nuestro sistema está respondiendo de una manera exacerbada para defendernos de la COVID-19, lo que no debemos hacer es sobreactivarlo. Por ello, lo que se busca es modular esta respuesta inflamatoria a través de ciertos nutrimentos, es decir, aplicar la inmunonutrición como una estrategia basada en evidencia científica, para prevenir y mantener el correcto desarrollo y funcionamiento de las células de nuestro sistema inmune.

Dentro de los principales nutrimentos que se han estudiado que juegan un papel importante en el mantenimiento de nuestro sistema de defensa se encuentran algunas vitaminas que fungen como poderosos antioxidantes y mejoran la función pulmonar e inmunológica, tales como la vitamina A, C y E.

Estas vitaminas no sólo previenen el estrés oxidativo, también mantienen las mucosas de nuestros cuerpo en buen estado, además de activar y mantener las células de nuestro sistema inmunológico y defendernos contra la enfermedad. Otra vitamina que se ha estudiado recientemente es la vitamina D; la cual no sólo se encarga del mantenimiento de nuestros huesos, sino que también estimula la maduración de las células inmunes y evita la depleción del músculo torácico, el cual favorece nuestra función pulmonar. De igual manera, el zinc es otro oligoelemento que se encarga del adecuado desarrollo y mantenimiento de las células del sistema inmunológico.

Sin embargo, las principales estrellas que juegan un papel inmunomodulador son aquellos compuestos que ejercen un efecto antiinflamatorio, es decir, aquellos que neutralizan las principales complicaciones que causa la tormenta de citocinas inflamatorias. Entre ellos se encuentran los ácidos grasos omega-3 y los polifenoles, los cuales modulan la actividad de las células inflamatorias promoviendo la reparación y recuperación de las lesiones causadas en los tejidos, así como la fibrosis pulmonar causada por la enfermedad, preservando la función de nuestros pulmones, disminuyendo así  la gravedad de la infección y aumentando la velocidad de recuperación. Así mismo, también se ha estudiado que los polifenoles tienen un efecto antiviral, es decir, ayudan a inhibir la replicación del virus en nuestro cuerpo; sin embargo, nunca tendrán el efecto de un medicamento.

Por otro lado y no menos importante, es el papel que juega nuestra microbiota intestinal, es decir, todos los microorganismos que viven en nuestro intestino y que forman moléculas benéficas que pasan a nuestro torrente sanguíneo para mantener funcional a nuestro sistema inmunológico y mantener un equilibrio con la microbiota respiratoria para que sea capaz de defendernos de patógenos y virus. El mantenimiento de nuestra microbiota intestinal dependerá precisamente de un adecuado consumo de todos los nutrimentos anteriormente mencionados por su cantidad de fibra dietética, además de los llamados prebióticos y probióticos provenientes también de ciertas fuentes alimenticias.

A continuación encontrarás una lista de las principales fuentes de alimentos que contienen los nutrimentos que defenderán y mantendrán tus defensas en estos tiempos de pandemia:

  • Vitamina A y betacarotenos: verduras y frutas de color naranja y amarillo como pimientos, zanahorias, jitomate, papaya, duraznos, mandarinas, melón, espinacas, leguminosas, yema de huevo, hígado y leche.
  • Vitamina C: pimiento morrón, chile, jitomate, fresa, guayaba, cítricos, kiwi y piña.
  • Vitamina D: champiñones, yema de huevo, pescados de agua fría como atún, sardinas, salmón, bacalao, lácteos y sus derivados y cereales enriquecidos con esta vitamina. No olvides que para su correcta absorción es necesaria la exposición diaria al sol de 15-20 minutos.
  • Vitamina E: aceites vegetales, aguacate, germen de trigo, nueces, almendras, semillas de girasol, espinacas, espárragos y aceitunas.
  • Zinc: carne de res, puerco, hígado, mariscos, aguacate, rábanos, cacahuates, almendras y  leguminosas.
  • Omega-3: pescados de agua fría como sardinas, atún, salmón, bacalao, trucha, arenque y en fuentes vegetales como nueces, almendras, cacahuates, chía y linaza.
  • Polifenoles: antocianinas en frutos rojos, uvas, manzana; flavonoles en té verde, té negro, té de manzanilla, vino tinto, frutos rojos, cebolla morada, ajo; flavononas en naranja, mandarina y toronja; flavonas en perejil, orégano, apio e isoflavonas en la soya y sus derivados.
  • Prebióticos (contienen fibra dietética que alimenta a las bacterias benéficas en nuestro intestino): jitomate, cebolla, ajo, puerros, espárragos, alcachofa, frutos rojos, plátano, manzana,  leguminosas,  papa con cáscara, avena y linaza.
  • Probióticos (alimentos fermentados con bacterias benéficas): yogur, pepinillos, col fermentada, quesos blandos fermentados, sopa miso, kéfir, algas, aceitunas y cacao.

No existe una receta específica que debas llevar a cabo, nuestra recomendación es que realices una dieta variada que incluya todos los nutrimentos que ahora ya conoces, tanto para prevenir riesgos como para mantener tu sistema inmunológico en un estado óptimo. Recuerda que no todo lo que escuches en medios de comunicación y redes sociales está basado en evidencia científica, por lo que te invitamos a consultar la opinión de los expertos en salud y que todas tus fuentes de información sean confiables. ¡Cuídate y cuida a los tuyos!

Para mayor información sobre este comunicado llamar a los teléfonos: 59 50 40 00, Ext. 7594, 7759
Las opiniones y puntos de vista vertidos en este comunicado son de exclusiva responsabilidad de quienes los emiten y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de la Universidad Iberoamericana.
Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Prol. Paseo de la Reforma 880, edificio T, 5to piso, Col. Lomas de Santa Fe, C.P. 01219

Ir al Home

IBERO, Revista Juventudes, Salud